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Uso sistemático de la negación: «Es muy difícil hacerlo»

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Llevas tiempo intentándolo. Ese «algo» que ves complicado sabes que es difícil para ti, para lo que sabes hacer, para lo que te han enseñado. Buscas formas diferentes, otras alternativas ¡y nada!; no lo logras.

¿Qué puedes hacer diferente? Seguro que ya has intentado varias cosas y además puede haber muchas más por intentar.

Posibilidades hay muchas, y dentro de ese infinito mundo de posibilidades, está la forma en la que te expresas. Esa forma en la que estás comunicándote con los demás y, sobre todo, contigo mismo.

Al hablar no nos damos cuenta de la cantidad de palabras negativas que decimos y de como éstas influyen en nuestra forma de vivir y en los resultados que estamos obteniendo.

Uso sistemático de la negación

Cada vez que utilizamos una palabra negativa, generamos una reacción negativa en nuestro cuerpo.

¿Cuál es la diferencia entre decir «es muy difícil» y «no es tan fácil»?

Al final estas diciendo lo mismo.

No se trata de mentirnos a nosotros mismos ni a los demás o de verdad creer que todo está fácil, aunque no lo sea. Se trata de darnos cuenta de lo que nos puede causar un tipo de palabras u otras, y, al ser conscientes, poco a poco ir cambiando nuestro lenguaje.

Aunque la situación sea la misma, la consecuencia en nosotros es diferente.

A esto le llamamos uso sistemático de la negación, y es uno de los seis fundamentos de la Programación Neurolingüística (PNL).

El mismo explica que el inconsciente no entiende el «no», invitándonos a utilizar palabras positivas con el «no» por delante para generar reacciones positivas en nuestro cuerpo.

¿Cómo utilizar el uso sistemático de la negación?

Todo esto lo podemos entender de la siguiente manera: las palabras son símbolos, pero estos símbolos son llaves que nos ayudan a acceder a recuerdos almacenados en la memoria, son invocaciones incrustadas. Es lo que dices, no lo que quisiste decir. Es el significado básico de tu comunicación.

El «no» —negación— no es entendible por el inconsciente. Nuestro cerebro tiene una parte que trabaja con el consciente —el significado de la palabra y la lógica— y una parte menos racional, la que percibe la experiencia y la emoción y, además, interviene en los cambios fisiológicos de nuestro cuerpo, generando sustancias que, a través de un lenguaje bioquímico, produce reacciones en nuestro cuerpo y en nuestra conducta.

Por tanto, cuando a alguien le dices «no te enojes» o «no hagas eso» su inconsciente entiende «enójate» o «haz eso».

Hablemos de un ejemplo más fácil.

Si le dices a tu cerebro que no piense en un elefante rosa, ¿qué imagen aparece en tu mente? ¡Un elefante rosa!

No hay forma de que no traigas ese pensamiento a tu mente. Una vez que traes ese lenguaje, esos símbolos o recuerdos, eso es lo que vas a experimentar y a vivir. Es decir, respondemos más rápidamente a la experiencia que a la lógica por la propia evolución humana.

En resumen, el uso sistemático de la negación nos explica como nuestro inconsciente no entiende el «no» y nos invita a utilizar palabras positivas con el «no» por delante en los momentos en los que vamos a hablar de una situación, aunque esta no sea positiva.

No se trata de no decir la verdad y no vivir la realidad como es.

Ahora que sabes eso, ¿qué puedes hacer? 

Empezar a ser consciente de la forma en la que estás hablando y empiezar a utilizar más palabras positivas.

Las palabras tienen el poder de destruir y ayudar. Cuando las palabras son amables pueden cambiar el mundo.

Buda

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