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El síndrome de estar ocupado

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Vivimos en una sociedad competitiva que puede hacernos perder la perspectiva real de qué es verdaderamente importante para ser feliz. El error de estar permanentemente ocupado, cuando esta actitud se prolonga en el tiempo, enmascara algún tipo de insatisfacción personal, un vacío que la persona intenta llenar con esta ocupación que le impide pensar en esa carencia en la que no quiere profundizar.

Sin embargo, las carencias ignoradas afloran en algún momento causando dolor y sufrimiento. La persona que experimenta el síndorme de la ocupación constante, tan propio de aquellos profesionales que son adictos al trabajo, se siente ansiosa durante los periodos de vacaciones y fines de semana. La persona se siente incómoda durante sus espacios de vida personal, donde aparecen dolores emocionales, frustración, tristeza y pesar.

Las personas en estado de ocupación frecuente asocian su valor personal con los resultados externos. De este modo, están inmersas en proyectos nuevos de una forma habitual, se marcan objetivos frecuentes con los que salir de la zona de confort. Y aunque tener objetivos es importante, cuando esta actitud se lleva al extremo produce  el desgaste interno que causa la falta de descanso que es fuente de salud. Pero además, el estado de ánimo interior también se resiente ya que la persona roba horas de amistad, ocio personal e incluso sueño para estar centrada en sus asuntos de trabajo.

Una persona que sufre el síndrome de la ocupación constante se siente vulnerable en los tiempos de ocio porque es en estos vacíos de agenda laboral cuando surgen algunas carencias. Por ejemplo, ausencia de amigos que se han distanciado como consecuencia de la falta de contacto. O incluso, incapacidad para disfrutar de planes distendidos que no tienen una finalidad profesional.

Con la proximidad de las vacaciones de verano es un buen momento para hacer balance de los objetivos profesionales puestos en conexión con la salud y el bienestar. Es decir, conviene revisar hábitos de trabajo, reorganizar la agenda y valorar el descanso como una necesidad personal.

En el contexto actual, los factores inciertos del entorno también pueden reforzar el síndrome de la ocupación constante: el miedo a perder el trabajo es uno de los temores posibles. Sin embargo, conviene recordar que nada es tan importante como el propio bienestar.