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Lectura recomendada: Las gafas de la felicidad

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Cada vez falta menos tiempo para la celebración de las fiestas de Navidad, momento suficiente para disfrutar de una buena lectura emocional. Pero además, la recta final de año es especialmente idónea para reflexionar, hacer balance y establecer cambios. Existe una lectura interesante: Las gafas de la felicidad. Un libro escrito por Rafael Santandreu que es el autor de uno de los libros más vendidos: El arte de no amargarse la vida.

¿Qué representa, precisamente, la metáfora de las gafas de la felicidad? Lo importante que es ajustar la graduación de dichas gafas para no dramatizar situaciones cotidianas porque en esencia, nada es tan terrible, siempre que aprendes a relativizar.

Este libro reflexiona sobre lo importante que es no terribilizar las situaciones del día a día al compás del dramatismo. Quitar el pie del acelerador para dejar de lado la prisa y saborear cada momento que es especial.

Es un libro que envía mensajes totalmente positivos en tanto que muestra que incluso, todo lo que sucede, ofrece ocasiones de desarrollo personal. A partir de ciertas vivencias menos bonitas, también es posible potenciar la belleza de la superación personal. Existen personas que se convierten en un ejemplo de superación personal y en un referente puesto que han aprendido a seguir siendo felices más allá de los obstáculos del propio vivir.

Desde el punto de vista de la actitud, es esencial dejar de lado la susceptibilidad que lleva a una persona a ponerse a la defensiva. Esta actitud conduce al aislamiento social. Por otra parte, centra tu atención en la búsqueda de soluciones de un conflicto y evita quedarte en el conflicto mismo.

Además, Rafael Santandreu afirma que la comodidad y la felicidad no son del todo compatibles en tanto que la superación personal implica salir de la zona de confort y mirar en tu interior con confianza. Salir de la zona de confort no es incompatible con el arte de simplificar la vida, por ejemplo, el arte de simplificar los objetivos personales y establecer un orden de prioridades. A modo de anclaje emocional, puedes interiorizar esta frase: «Nada es tan terrible». La vida continúa incluso cuando parece, que la línea de la felicidad se tuerce.

Foto – Portada del libro