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Coaching empresarial: todas las claves para conocerlo

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Muchas de las personas que no conocen o no saben apenas nada del coaching, si por casualidad piensan en qué es, se lo imaginan desde el prisma general del coaching empresarial.

Bueno, en realidad se imaginan un poco una película de Hollywood donde un hombre (sí, se sigue pensando que esto es solo cosa de hombres) con una vida personal que es un desastre, medio alcohólico y con un humor peculiar llega a una empresa donde los empleados se pelean a diario, el jefe les hace la vida imposible y las deudas los van a llevar a todos a la calle.

Y ese coach, con sus chistes de doble sentido, sus dinámicas locas y sus frases lapidarias consigue que la empresa gane millones, los empleados sean los más motivados del mundo y el jefe se convierte en el ser más bondadoso y solidario del mundo. 

A ver, así como idea general del coaching, de la transformación y tal de las personas en general, y de las empresas en particular, no está mal. Pero ni todas las empresas que necesitan coaching es que estén al borde de la quiebra, ni tienen empleados que llegan a las manos a diario ni jefes que extorsionan y explotan a sus empleados sin piedad. Las habrá, pero si es el caso, más que un coach necesitan un milagro y un exorcista. 

Lo que queremos explicar aquí es que el coaching empresarial es mucho más complejo y profundo que la idea simplista de que sirve para rescatar empresas. Y nosotros te lo vamos a mostrar a continuación. 

¿Por qué el coaching empresarial es el más conocido?

Por la simple razón de que es la vertiente por donde el coaching más ha evolucionado.

Hace ya más de 40 años un señor llamado Tim Gallwey se dio cuenta de que para un jugador de tenis ganara más sets no había solo que estar todo el día practicando el revés, sino que parte del éxito de dar bien a la pelota estaba en saber gestionar lo que pasaba por su cabeza. Y dio en el clavo, porque su nueva metodología de entrenamiento interior fue un éxito constatado. 

Enrique Jurado y Tim Gallwey

Vale, ¿y ahora para qué nos habláis de tenis si estábamos con el coaching empresarial? Tranquilidad, que esto está conectado: Gallwey vio que esa toma de conciencia para la mejora del rendimiento se podría aplicar a prácticamente todos los deportes, pero lo mejor es que se podía aplicar a otros “campos de juego” como son las empresas

De hecho, casi sin darse cuenta pasó de entrenar a dar conferencias sobre su metodología a grandes empresas. Otros, como John Whitmore, que es sir y todo, le cogieron el testigo y en la década de los 80 desarrollaron a tope su método. Y así nació y evolucionó de pleno el coaching empresarial. 

Digamos que hasta mediados de los 90, cuando por fin se crea la ICF y se empiezan a profesionalizar otro tipos de coaching, el gran boom del mismo es única y exclusivamente en las empresas. De ahí que cuando la gente se invente películas sobre el coaching sea sobre este tipo de coaching porque es del que más se ha oído hablar. 

Para qué sirve el coaching empresarial

Para mejorar una empresa. Punto y pelota. 

Y cuando hablamos de mejorar una empresa estamos hablando de conseguir mejores números, más dinero. Pero un coach no es un especialista en finanzas, producción o marketing. Un coach empresarial es experto en el funcionamiento de equipos y en desarrollo personal. Y es a través del trabajo en la mejora de esas áreas donde el coaching empresarial consigue que las compañías sean más rentables. 

Para que nos entendamos, donde el asesor te dice  “mira qué problemón tienes aquí, hay que hacer esto para solucionarlo”, el coach experto en empresas ayuda al grupo o al responsable del grupo a tomar las decisiones que les llevarán al éxito. 

Pero no pienses que el coaching empresarial es terapia para los trabajadores de una empresa ni son unos cursillos de formación tipo ‘Aprende a llevarte bien con el que tienes al lado. ¡Le ves más horas que a tus hijos!’, si no que es un entrenamiento de actitudes y habilidades para que todo funcione mejor. 


En definitiva, el coaching empresarial sirve para que tanto el que maneja el barco como la tripulación adquieran unas herramientas que les permitan tener una visión más amplia de la realidad que les lleve a decir: “hostias, claro, si esto lo enfocamos así o si manejamos esto asá, seguro que lo petamos”.

Meme coaching no es terapia

Por qué hacer coaching empresarial

Porque la empresa va a ganar más dinero. Así, sin florituras. Con la transformación que origina el coaching en la empresa se dejan de lado los horribles números rojos y se ven siempre negros, algo que genera una paz mental indescriptible para todo aquel que gestione una compañía. 

Y no se vuelve la empresa más rentable porque el coach tenga la fórmula magistral del éxito. De hecho, el coach no tiene que ser experto en el campo donde se mueve la empresa ni sabe de sus nichos de mercados ni de esas cosas que, en realidad, le importan, con perdón, una mierda; él es experto en personas y desarrollo de potenciales y es de ahí de donde nacerá la futura rentabilidad de la empresa. 

Las empresas que triunfan, a parte de productos de la leche o campañas de marketing que te rompen la cabeza, son empresas donde hay confianza, motivación, buen liderazgo, comunicación y gestión hábil de las emociones. Eso no se ve en los anuncios, pero está, te lo aseguramos. 

¿Qué pasa en las compañías donde se dan conflictos continuos, la desmotivación campa a sus anchas, la gente hace las cosas como un mono con platillos o el trabajo en equipo brilla por su ausencia? Pues que el rendimiento es del 10%; la empresa está tirando fajos de billetes por la ventana. 

Y aquí es donde entra en juego el coaching empresarial. Llega para cerrar esa ventana y para que ese 90% de rendimiento que se ha perdido quién sabe dónde sea encontrado por los propios líderes y trabajadores de la empresa. 

Tipos de coaching empresarial

Un entramado empresarial es tan complejo y las vertientes donde puede actuar un coach dentro de ella son tan amplias que nos podíamos tirar días enumerando tipos de coaching empresarial. 

Pero como no nos sobra el tiempo, ni a vosotros las ganas de leer, podemos resumirlos en 3 tipos:

Coaching ejecutivo

Las cosas claras: si un líder no sabe aplicar su liderazgo, MAL. Un líder no es bueno porque sepa dar órdenes a diestro siniestro; lo es porque sabe liderar, que no es sinónimo de mandar como piensan algunos. 

El coaching ejecutivo suele estar dirigido a estos líderes. El coach trabaja con gente VIP dentro de la organización, léase presidentes, directores, gerentes, jefazos varios, etc. Personas que desean alcanzar sus metas, enfrentarse a nuevos desafíos y desarrollar sus habilidades como líderes para generar un impacto positivo en general en la empresa. 

Pero hay veces que este coaching puede salir de las altas esferas siendo demandados los servicios de un coach ejecutivo para personas de la empresa con potencial que serán luego líderes; o, incluso, para personas valiosas pero con problemas de desempeño, que están quemados y que no se están dando cuenta de cómo su comportamiento está afectando a todo lo que les rodea. Trabajadores que son muy buenos en lo suyo, pero que necesitan que les abran un poco los ojos para que se den cuenta de que así, NO.   

Hombre trajeado mirando un avión de papel que se dirige a una diana

Coaching de equipos

Pues eso, el que se aplica a equipos, ya sea un departamento o una parte determinada. 

Aquí la gente se suele hacer un poco lío y piensa que el coaching de equipos es que haya una persona animando cual cheerleader para motivar a los trabajadores u obligándoles a darse abrazos cada hora para reforzar sus lazos de unión. De verdad, ya vale de pensar que el coaching es jalear a las masas y que ser coach es poco más que ser un hare krishna. 

Algunos ejemplos reales en los que se puede recurrir al coaching de equipo puede ser, por ejemplo, si el departamento enfrenta un nuevo desafío del que se quiere salir exitoso. O si se desea elevar el desempeño del equipo y su compromiso; y sí, también para consolidar un equipo, mejorar las relaciones entre colaboradores y, en consecuencia, el clima laboral y la productividad. 

Y no, insistimos, el coach no trabaja con sesiones de abrazos y de sonrisas entre compis de equipo. Igual te seduce la idea, pero la cosa no va por ahí.

Coaching organizacional

En este caso se hace coaching a toooooda la empresa. El cliente es la empresa en sí considerada como un todo. Lo que se suele buscar con este coaching es que las partes que componen el entramado empresarial trabajen de forma armoniosa para que se alcancen los objetivos de la compañía. 


Este coaching es bastante complejo y ambicioso. El coach trabaja con algo muy grande, con muchas partes cada una de su padre y su madre y buscando un objetivo muy a gran escala. Vamos, que este tipo de coaching organizacional no es moco de pavo.

Ventajas de aplicar el coaching empresarial

¿Te hemos dicho ya que la empresa va a ser más rentable si se aplica coaching empresarial? Pues ya tienes ahí la primera ventaja. Es buena, ¿eh?

Pero hay más. El coaching empresarial no solo permite ganar dinero, sino que también.

  • Mejora el desempeño y la productividad.
  • Facilita la adaptación de los equipos a los cambios.
  • Contribuye a crear una cultura de empresa más enfocada al alto desempeño.
  • Potencia el talento individual.
  • Contribuye a que se resuelven mejor los conflictos que puedan surgir. 
  • Hace que la creatividad aflore de forma más natural.
  • Reduce la ansiedad laboral y, por tanto, bajan los niveles de estrés.

Podríamos nombrar más, pero creemos que estas reflejan muy bien ya todo lo bueno que tiene apostar por el coaching para una empresa que está un poco ‘perdida’. 

Por si no lo sabías, nosotros somos expertos en formar coaches que se dedican precisamente a este tipo de coaching (bueno, y a otros tipos, pero hoy estamos con esto). Si has llegado hasta aquí y piensas que ayudar a las empresas y a las personas que trabajan en ella es para lo que has venido a este mundo, date una vuelta por nuestra escuela de coaching e infórmate. Te aseguramos que va a ser la mejor decisión que tomes en toda tu vida.